Manejo en lluvia

Manejo en lluvia

Por: Felipe Gutiérrez, colaborador.

La lluvia conlleva una serie de factores que afectan el manejo de nuestro automóvil y que pueden ponernos en situaciones de riesgo. Muchas veces los choques bajo la lluvia no son culpa nuestra sino provocados por otros conductores que, o bien no guardan su distancia al conducir, o bien sus reacciones son muy lentas a la hora de tener que esquivar un bache que no se ve u otro vehículo cuyo conductor venía mandando mensajes en su celular en vez de tener la mirada en el camino.

Los factores que afectan nuestra conducción en lluvia son:

1)      Las llantas pueden tener lo que se denomina acuaplano. El acuaplano es la acumulación de agua entre la llanta y el piso, situación que disminuye la tracción de nuestro vehículo. Unas llantas lisas, tenderán a ser susceptibles al acuaplano. El dibujo de las llantas es lo que permite que el agua sea desalojada para permitir mayor agarre al manejar.

2)    Disminución de la visibilidad. Algunas veces nuestro parabrisas está cubierto por grasa o bien por la suciedad arrojada por la brisa que genera el auto que va adelante de nosotros. Para evitar esto, es conveniente lavar el parabrisas con agua y jabón, ya que la acción detergente del jabón es la que permite que el agua se lleve la grasa y los restos de combustible que muchas veces están impregnados en el camino.

3)    Baches: los baches se llenan de agua y en una tarde lluviosa resultan totalmente invisibles para los ojos del conductor. Es mejor bajar la velocidad en estas circunstancias ya que si por casualidad llegamos a caer en un bache, entre más rápido conduzcamos, mayor será el golpe que reciba nuestra llanta y mayor será la probabilidad de que lastimemos el neumático y el rin. Estos golpes pueden ser tan fuertes que hasta la suspensión puede resultar dañada en un impacto de esta naturaleza.

4)    Pavimento resbaloso: Tu automóvil necesita tracción para acelerar, girar o detenerse. Sus ruedas desarrollan su máxima tracción sobre el asfalto limpio y seco. Si se agregan contaminantes como la tierra, el hielo, la nieve o el agua el agarre se reduce. Muchos factores pueden afectar la respuesta de tu auto al pavimento mojado: La textura del pavimento puede marcar una gran diferencia respecto del agarre del auto. El asfalto que está muy “dentado” puede ofrecer una tracción sorprendentemente buena cuando está húmedo, siempre y cuando no estés manejando a través de aguas estancadas. Las superficies de caminos que han quedado lisas por años de desgaste ofrecen mucho menor agarre en las mismas condiciones climáticas. Las rejillas de acero de los puentes, las tapas de registro o inspección y las líneas de pintura en el asfalto se vuelven resbaladizas cuando están mojadas.

 5)      Mala iluminación: Algunas veces nuestros faros están sucios o bien no iluminan lo suficiente, esto puede contribuir a la posibilidad de que tengamos un accidente o bien a que corramos el riesgo de atropellar a alguien por la falta de visibilidad. Es indispensable que limpies los faros de su auto de vez en cuando o bien que cambies los faros de alógeno por unos de xenon, que incrementarán notablemente la visibilidad en condiciones de lluvia fuerte.

6)    Llantas en buen estado y con buen dibujo, traer el parabrisas limpio, los limpiadores deben tener en buen estado las plumas que barren el agua y por supuesto que tus faros funcionen adecuadamente. Ten cuidado porque bajo la lluvia los peatones y los animales se confunden y puedes estar deslumbrado al momento en que las luces de un automóvil que circule frente a ti, refleje sus luces sobre su parabrisas sucio.

 

 

5 errores que se cometen al manejar con lluvia

La lluvia es uno de los eventos meteorológicos más peligrosos con los que nos podemos encontrar al momento de manejar. Afecta nuestra visibilidad, perjudica las condiciones del camino y por consiguiente altera el comportamiento del auto.

Muchos accidentes se generan en la época de lluvias por diversas imprudencias de ciertos conductores. No obstante con el objeto de que conozcas qué NO hacer bajo la lluvia, te damos los cinco errores más frecuentes que se cometen al manejar bajo está condición meteorológica.

1. Manejar pegado a los lados del camino. Los caminos están construidos para que estén más altos en su parte media que los lados. La diferencia puede ser mínima, pero ocasiona que el agua se deslice del centro hacia las orillas. Si estás manejando en la lluvia y te pegas a la derecha o la izquierda de un camino así como de una avenida, estarás sometiendo a tu auto al flujo constante de agua o charcos; lo que necesitas es hacer lo contrario mantener tu unidad lo más que puedas en el centro del camino. En esa área aunque no estará seca, especialmente si sigue lloviendo, estará mejor que en las orillas del camino donde perderás algo de adherencia.

2. No encender las luces. Con la lluvia las nubes cubren el sol lo que disminuye la visibilidad en el camino; asimismo el agua cayendo del cielo chocando con el parabrisas. Es por estas razones que necesitas encender tus luces para que otros conductores te vean y más aún de noche mientras continua lloviendo; te permitirá ver otros autos, algún peatón inoportuno o un animal.

Cabe aclarar que tampoco es adecuado utilizar las luces altas, con esto en la lluvia puedes cegar a algún conductor que con mucho esfuerzo está conduciendo y orientándose en el camino.

 3. Manejar con visibilidad nula en el parabrisas. Aunque suene obvio existe gente que lo hace. En una lluvia intensa la cantidad de agua puede nublar la poca visibilidad que hay; no importa si ya conoces el camino y manejar a ciegas no es la opción.

Por más rápido que tengas trabajando los limpiaparabrisas, estos no podrán con la cantidad de agua cayendo. Lo más recomendable es buscar a la brevedad un lugar donde puedas estacionarte y dejar pasar la lluvia. No arriesgues tu vida por más rápido que quieras llegar.

 4. Conducir dentro de ríos de agua. Quizá no sea literal, pero si ves correr agua en gran cantidad lo mejor es no llevar tu auto por ese camino. Puedes provocar que tu auto quede varado si una rueda penetra en algún hoyo que no pudiste ver. En el peor de los casos consigues ser arrastrado por la fuerza de la corriente y tu unidad se convierte en un roble arrastrado por el “río”; además de poner en riesgo tu vida, tu vehículo quedará inservible.

 5. Manejar muy rápido. En carreteras y avenidas viene indicado el límite de velocidad que existe en cada uno, pero esto aplica cuando están secos por lo que cuando están húmedos son inservibles. Lo mejor es limitar tu velocidad cuando estés manejando bajo la lluvia.

El peor peligro que puede suceder al conducir a alta velocidad es aquaplanear, por lo que perderás adherencia y estarás “flotando”. No tendrás control en la dirección, nada de impulso ni podrás frenar.

Aquí lo mejor es no acelerar, ni frenar, ni girar la unidad. Si el vehículo se mueve en una dirección que no quieres, no lo fuerces; sólo sigue tus ruedas. Al momento de disminuir su velocidad, de repente notarás que tendrás nuevamente el control de tu auto.

Cómo conducir:

  • No te acerques demasiado al vehículo que llevas delante. Evitarás el denominado “efecto spray” (la lluvia pulverizada y sucia va a parar a tu parabrisas). Además, en caso de una frenada abrupta, tendrás menos espacio para detener tu coche con seguridad.
  • El cambio de temperatura interior/exterior empaña los cristales. Utiliza la recirculación del aire acondicionado con aire frío.
  • No realices movimientos bruscos. La lluvia y la niebla reducen la adherencia de los neumáticos sobre el asfalto, lo que implica más posibilidades de perder el control del vehículo ante cualquier situación no esperada.
  • Frena con suavidad y a pisadas cortas para no bloquear la dirección y secar la humedad de las pastillas. Aumenta la distancia de seguridad y reduce la velocidad.
  • Pon la luz de corto alcance (bajas). Si vas muy despacio, no dudes en poner tus luces intermitentes para anunciar que vas a una velocidad reducida.

Recuerda, con agua, el asfalto se pone resbaladizo y peligroso. Ten en cuenta que tu seguridad y la de los demás es lo primero.

 

1. Mantén la presión de los neumáticos en el nivel recomendado (verifícalos cada dos semanas), y reemplázalos cuando aparezcan las barras de desgaste en las acanaladuras de la banda de rodamiento (llantas lisas).

2. Enciende las luces. Es muy importante ver y ser visto cuando llueve. Si la lluvia es muy intensa, encienda las luces de niebla delanteras y traseras.

3. Reemplaza cada año los limpiadores, y aplica a tus ventanas un producto que dispersa la lluvia para asegurarse la mejor visibilidad posible.

4. Extrema precauciones con respecto a los demás conductores. Cifras de aseguradoras señalan que los accidentes automovilísticos cuando llueve, se triplican.

5. Revisa el depósito del líquido limpiaparabrisas. Rellénalo con líquido especial.

6. Las primeras gotas, mezcladas con el polvo y la grasa de la calzada, convertirán el pavimento en una superficie deslizante, mantente atento desde el mismo instante en que llueva.

7. No realices movimientos bruscos. La lluvia y la niebla reducen la adherencia de los neumáticos hasta en un 50% sobre el asfalto, lo que implica más posibilidades de perder el control del vehículo ante cualquier situación no esperada.

8. En caso de haber encontrado un charco de considerables dimensiones, seguramente se mojaron las pastillas de los frenos, sigue manejando despacio y pisa en repetidas ocasiones con el vehículo en marcha el pedal de freno suavemente a efecto de secar la superficie de frenado de los discos y/o tambores mojados.

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